Vivir del metal, morir por el metal - El País
En el poblado de Dai Bai, al este de la ciudad de Hanoi, en Vietnam, proliferan los casos de cáncer entre sus habitantes.
El problema principal, según los vecinos, parece tener su origen en las emisiones de humo producido en la fundición y quema de distintos metales y químicos para conseguir aleaciones y fabricar desde tuercas y cacerolas hasta grabados con motivos religiosos o bustos del propio Ho Chi Minh.
El aluminio es uno de los metales más usados para la fábrica de ollas en Dai Bai y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo sitúa entre los 118 agentes con riesgo de cáncer con datos confirmados. La exposición prolongada al polvo de aluminio durante su tratamiento puede causar daño a los pulmones y al sistema nervioso conforme al Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT).
Unos 9.000 habitantes conservan la tradición de 400 años dedicados a la artesanía y manufactura de estos artículos en un negocio que se ha ido propagando de padres a hijos durante generaciones. En el enclave se mezclan el pasto y el arrozal con una sucesión de grandes casas que dan cuenta del éxito de su industria centenaria. Por contrapartida el humo de las hogueras de basura al pie del arrozal se suma al de cientos de fábricas metalúrgicas que hay en el pueblo y el ambiente resulta irrespirable.
El País - Planeta Futuro https://elpais.com/elpais/2017/07/20/planeta_futuro/1500580208_403300.html
Nguyen Thi Que y Nguyen Thi Dua rompen el carbón en piedras de tamaño similar para luego agruparlas y cargarlas hasta los establecimientos que se las han encargado. Las mujeres superan los cincuenta años de edad y trabajan unas diez horas al día por unos seis euros. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Nguyen Van Thai utiliza ollas viejas que recogen en el pueblo y sus alrededores para fundirlas y así poder construirlas nuevas. Su jefe, el dueño del negocio, recoge las piezas rotas en restaurantes, casas o tiendas y las paga a 35.000 dongs el kilo para venderlas en placas a 40.000. Por lo que su ganancia es inferior a 20 céntimos por kilo de aluminio procesado. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Un grupo de trabajadores de la empresa de Kien dan forma a las tuercas y tornillos que su jefe vende a industrias de maquinaria. Trabajan en la planta baja de la casa donde se encuentra el horno, los moldes, los tornos y un par de ventiladores para disipar el humo. Los trabajadores son vecinos del poblado y afirman que su necesidad es mucho mayor que su preocupación por la polución o las posibles enfermedades. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Nguyen Van Thai vierte el aluminio fundido en unos moldes con la ayuda de un cucharón. En unos cinco minutos, las placas de metal se habrán solidificado. Entonces Van Thai las colocará en el suelo para enfriarlas al aire y luego apilarlas en un rincón del taller. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Thi Dua y su compañera aprovechan un momento de lluvia intensa para descansar de su tarea que consiste en romper piedras de carbón durante unas diez horas al día. Sus descansos se reducen a la hora de la comida y a momentos como este, en los que la lluvia no les permite trabajar. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Los golpes más estridentes vienen siempre de los salones en los que trabajan quienes dan forma a las cacerolas y barreños de aluminio. Una vez consiguen su forma redondeada los adornan con golpecitos dejando un patrón en el fondo y en los laterales de cada recipiente. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Habitantes de pueblos cercanos a Dai Bai recogen peces de una pequeña laguna de la que se ha extraído el agua. Los vecinos aseguran que cerca de Dai Bai las aguas están contaminadas y que la raíz de las enfermedades es más el agua que el aire. Y, aunque no hay estudios que aseguren tal afirmación, varias vecinas de Quang Bo afirman cocinar con agua de lluvia porque no confían en la salubridad de la que llega al grifo. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Una mujer talla con esmero los detalles del dibujo de un macetero decorado fabricado en un local vecino. Desde las calles se aprecia la tradición del metal del pueblo, pues en casi todas las casas se trabaja a puertas abiertas y quien no está fundiendo, está limpiando o tallando metales. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Hay una importante activdad de venta de esculturas de metal macizas esculpidas por artesanos de Dai Bai. Se esculpen muchos bustos o estatuas de Ho Chi Minh, el que fuera el presidente de Vietnam del Norte, pues casi todas las familias guardan la imagen del líder en sus casas. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)
Nguyen Van Sinh (50) se encuentra en la fase terminal de la enfermedad. Ha pasado un año desde que le detectaron cáncer de lengua. Su mujer Hoang Thi Lien se encarga de cuidarlo pues no se pueden permitir pagar su ingreso en un hospital. Trabajaron juntos durante treinta años en el fundido y procesado de distintos metales y sus cuatro hijos se dedican a lo mismo en la actualidad. Según Hoang Thi Lien, aunque el trabajo pueda haber influido en la enfermedad de su marido, no hay más futuro en Dai Bai que el metal. (Andrés Gutiérrez/El País - Planeta Futuro)